Esta tarde he tenido la primera cita en una asociación (*) de trastornos de la alimentación de mi ciudad. (Lo estoy escribiendo y aún no acabo de entender como he llegado allí). Tenía muchas ganas de ir, mucha curiosidad, y un poco de respeto también. Y de pudor. Nunca me he sentido identificada con las palabras Anorexia y Bulimia, y allí estaban impresas: en el timbre del portal y en la puerta. Y yo estaba delante de esa puerta, esperando a entrar.
Me he hecho una foto en la sala de espera. Ese suelo tan característico de los pisos del ensanche barcelonés parece que me daba la bienvenida, como invitándome a caminar, un primer paso, en un camino que no sé hacia dónde va. Una señora leía tan tranquila a mi lado, mientras yo esperaba expectante, preguntándome, bobamente, qué clase de personas acudirían allí… como si la cosa no acabara de ir conmigo.
Dos chicas me han hecho el «comité de bienvenida», les he explicado qué me pasa, les he hecho un resumen de mi vida y el porqué estaba allí. Las dos, muy jóvenes, han sido encantadoras, cálidas y cercanas, y me han explicado en qué consiste mi «presunto» trastorno y cómo funciona la asociación.
He hablado y hablado, y ha sido reconfortante ver cómo me miraban, como asentían, como me entendían… sin juicios, sin caras raras, sin «no será para tanto», sin «pues no estás muy gorda», sin «lo que te pasa, es que no tienes fuerza de voluntad». He sentido que ellas sí entendían mi idioma. Me escuchaban. Me entendían. Ufff.
He salido de allí muy tranquila, muy motivada para dar nuevos pasos adelante en ese camino ante mi:
- una lista de terapeutas y psicólogos de mi ciudad, especializados en trastornos de la conducta alimentaria, en especial, del trastorno por atracón.
- una cita con la psicóloga del centro, para ver si puedo entrar en los grupos de soporte para personas afectadas, que empezarán a reunirse semanalmente a partir de enero.
Al llegar al barrio he quedado con una amiga, y he llegado a casa a las 21h, justo para cenar. No entiendo qué ha pasado, estaba tan motivada, tan satisfecha, que no esperaba otro atracón. He empezado a cenar y… de nuevo, pérdida de control, pensamientos, no pensar, mañana será otro día, no voy a ser capaz… calla… cállate.
Mañana echaré un vistazo a los terapeutas, sería genial que me pudieran dar cita antes de fiestas.
(*) ACAB http://www.acab.org/es
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