Hace tiempo que la palabra empoderar me bombardea casi a diario en medios de comunicación y redes sociales. Es una palabra que tenía tan vinculada al movimiento feminista que no la tomaba en consideración, hasta que la semana pasada la psicóloga de la asociación de trastornos de la alimentación hablándome de los grupos de ayuda para afectados la utilizó: «Los grupos de apoyo son un medio más para vuestro empoderamiento».
Así esta palabra ajena entró a mi universo personal: empoderamiento y TCA; empoderamiento y Trastorno por Atracón; empoderamiento y… YO.
Recientemente, sin ir más lejos, un amigo me explicaba como necesita sentirse empoderado tras la reciente ruptura con su chica. Vaya! -pensé yo- un hombre de 58 años que necesita empoderarse! Me sorprendió mucho que lo aplicara a su propia persona, fuera del ámbito femenino-feminista, y más allá de un trasfondo de vulneabilidad.
Ando pensando que debo prestar atención a esta palabra, que llega para decirme algo. Que aparece porque estoy haciéndome consciente de algo nuevo.
Qué significa empoderarse
Empoderarse me sugiere tomar las riendas de tu vida, dirigir, decidir… con consciencia y responsablemente.
Empoderarse se concreta en el desarrollo de capacidades, en la confianza en uno mismo y nuestras aptitudes. Significa adquirir y desarrollar competencias y buscar herramientas para asumir una situación, para tomar decisiones desde la autoconsciencia y la responsabilidad.
Me he dado cuenta que desde que me separé no he hecho otra cosa que empoderarme por intuición, a tientas, por el método de prueba y error. Es cierto que siempre he sido independiente, que hecho mi vida, he sido profesional, he tomado decisiones, he gestionado, he decidido… pero de un modo que no sé explicar tras 20 años con la misma pareja, me di cuenta al quedarme sola que algo en mi no funcionaba, que el cambio de escenario me había dejado sin saber quien era ni dónde iba.
Recuerdo más que nada la sensación de falta de identidad. Supongo que no era real, pero al empezar a caminar tuve la (falsa?) sensación de no saber quien era yo, qué era yo.
Empoderarse en la práctica
La forma que yo elegí para empezar a buscarme y «refundarme» fue… hacer, vivir, experimentar, cuestionándome todo. Este proceso empezó en 2016 y continúa actualmente, de hecho, espero que nunca deje de evolucionar y crecer conmigo! El proceso de descubrimiento y recuperación del Trastorno por Atracón no es más que un paso más en ese camino de mejora continua.
– Proceso interno
Mi vida se había centrado tanto en mi pareja y mi trabajo que no sabía pensar en mi. Había construido mi vida enfocada en el exterior y no en mi misma, y los últimos años mi relación de pareja fue absolutamente tóxica para los dos. Todo lo que yo hacía acababa viviéndolo no por mi misma, si no como un reproche hacia mi ex -«mira lo que tengo que hacer porque tú no eres suficiente»-, (aún no sé cómo pude estar tan perdida!). Las cosas que yo emprendía las hacía no con satisfacción, para mi misma, si no con un regusto de venganza hacia él que me «obligaba» a buscar fuera lo que no encontraba en él para nutrirme (retorcido, lo sé, pero así lo viví).
Poco a poco, gracias a la psicoterapia y las vivencias a las que me exponía después de separarme, sin ser consciente del proceso, empecé a dar pasos recobrando todo lo que había perdido:
- Trabajar la autoestima y el amor hacia mi misma.
- Confiar en mi, en mis capacidades.
- Conocerme, cuidarme y respetarme.
- Crear el concepto de mi misma desde el amor y el respecto.
- Ser consciente y sentirme responsable de las consecuencias que generan (y habían generado) mis decisiones.
– Proceso externo
Lo que más me ayudó a sentir ese empoderamiento, a poder ver el avance tangible y una mejora real fueron los elementos externos. Marcarme pequeños «retos» que me permitían observar las señales de mi cambio de rumbo, de mi dirección, de mi decisión de avanzar.
- curso de narrativa fotográfica
- buscar ayuda psicológica
- ir al cine y a exposiciones sola
- aprender a nadar
- decorar mi casa
- aprender a conducir
- leer
- escribir mis pensamientos
- diagnóstico y tratamiento del Trastorno por Atracón
- empezar este blog
Ir probando actividades me ha hecho entrenarme para saber decidir qué me aporta y qué no. Qué me gusta, y qué no. Y escuchar y ser consciente de porqué decido una cosa u otra, a qué obtengo de una cosa y otra.
Una de las cosas que más ha hecho por y para mi ha sido aprender a nadar. Ha marcado un antes y un después en mi autoestima, siento que si fui capaz de aprender a nadar con 35 años será capaz de todo!
Poco a poco he ido tomando conciencia de mis capacidades, de mis gustos, y eso ha reforzado mi autoestima, y así, en un proceso circular que continúa y se retroalimenta, voy aumentando mi grado de empoderamiento.
Ahora que empiezo a tener perspectiva soy capaz de ver cuál está siendo el proceso. Antes, simplemente hacía, probaba, experimentaba, vivía. Ahora continúo haciéndolo pero soy más consciente de el poder que eso me está dando, de como hace que me conozca y afianza mis valores.
Peligros de empoderarse basándote en el exterior
Reflexionando sobre este proceso me doy cuenta que el fallo en mi planteamiento en muchas ocasiones ha sido el buscar este empoderamiento de una u otra forma en la pareja. Quizás culturalmente se nos empuja a ello. Incluso el amor romántico, no hay más que ver películas o escuchar algunas letras de canciones, a menudo cristaliza en situaciones de pérdida de los pilares del empoderamiento: la autoestima, el respeto, la acción y la decisión consciente.
Si se deja a una persona, por ejemplo, la pareja, la responsabilidad de confiar en nosotros mismos, en cuanto ese elemento externo desaparece o varía, nuestra autoestima desaparecerá o variará con él, y con ello nuestro estado de empoderamiento.
Usar a las personas como medio para llenar vacíos, carencias o necesidades, lo sé por experiencia propia, tan sólo construye relaciones tóxicas interesadas que no van reforzar en ningún caso nuestra autoestima de una forma sana y consistente. Relaciones basadas en el miedo y la inseguridad.
Eso a menudo lleva a un papel de víctima, una situación perfecta para aquellos que no desean tomar las riendas de su vida, que prefieren seguir echando las culpas a lo que les rodea y no hacerse responsables de sus propios actos y de las consecuencias de sus decisiones.
«La última, si no la mayor de las libertades humanas, consiste en escoger la propia actitud delante de cualquier circunstancia» Víctor Frankl
Empoderarse: tomar la riendas de tu vida
El empoderamiento personal significa superar la dependencia (de cualquier tipo). Yo siempre había asociado el ser independiente con ser egoísta, frío, controlador, soberbio o vanidoso (o mejor aún, con todo a la vez!)
Ahora voy viendo que para mi no se trata tanto de esa independencia, sino de lograr un sincero sentimiento íntimo de seguridad en mi misma. La sensación que de algún modo, dirijo mi vida (o aprendo a hacerlo, al menos). Sentir con alegría la responsabilidad de los éxitos y fracasos de mi vida. De los aciertos y equivocaciones, sin dramas, con naturalidad.
Sigo teniendo en cuenta a los demás, mi entorno es importante, y las decisiones que tomo de algún modo están limitadas por este entorno, pero siento que decido por mi misma, que soy consciente, y que me hago responsable. Es un cambio muy sutil, pero muy importante, lo noto en como me expongo a la vida, poco a poco, asumiendo y aprendiendo a vivir en libertad:
- Eligiendo por mi misma, sin miedos ni inseguridades.
- Escuchando y atendiendo a mis deseos y aspiraciones.
- Perdonando (PERDONÁNDOME) y dejando ir.
- Soltando lastre y recuperando mi espacio emocional.
- Cerrando y soltando situaciones pendientes.
- Respondiendo de mis elecciones y decisiones. Haciéndome responsable.
- Distinguiendo lo mío de lo ajeno. Haciéndome responsable únicamente de lo mío.
- Mirando con ojos propios, y no a través de la mirada de otro.
- Distinguiendo entre «yo soy» y «yo estoy».
Y, vosotros… ¿qué pensáis del empoderamiento? ¿qué acciones lleváis a cabo para mejorar vuestra autoestima y vivir con más conciencia?
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