Todo un viaje de Silvia Abascal

La semana pasada tuve oportunidad de escuchar el testimonio de alguien que vive con mucho dolor y agotamiento. Me impactó mucho la impotencia, cansancio y rabia que trasmitía y me hice consciente de lo afortunada que soy de sentirme fuerte y sana la mayor parte de los días de mi vida (y de lo poco que lo agradezco).

Enseguida me vino a la mente un libro que leí el año pasado, Todo un viaje, en el que la actriz Silvia Abascal cuenta en primera persona, sincera y emotiva, su recuperación del infarto cerebral que sufrió en 2011 a los 32 años, sorprendentemente alejada del miedo, la queja y la meta, concentrada en el presente.

portada_todo-un-viaje_silvia_abascal_temas_de_hoy

 Si a una sola persona el relato de este proceso pudiera provocarle fuerza, ganas o empuje, merecerá la pena compartir este tramo de mi camino.

Un libro con una bonita enseñanza, muchos valores y todo un ejemplo de actitud y superación. Cada uno de nosotros debemos aprender a digerir la amargura de la fragilidad porque, por muy fascinantes que sean nuestras capacidades humanas, nuestra vulnerabilidad física es innegable.

 

Secuelas del infarto cerebral 

Además de las del ictus (acúfenos o percibir sonidos que no existen, y vista doble) después de la intervención quirúrgica despertó con más secuelas como alucinaciones auditivas, pérdida de equilibrio y de audición o la memoria a corto plazo afectada.

Y en la totalidad de mi cabeza estaban. Toda una olla de sonidos a presión sostenida por el cuello. con sus alarmas, zumbidos y taladros.

Para colmo, acabó recuperando una capacidad auditiva anormal, hiperacusia, que la incapacitó para tolerar los sonidos cotidianos y naturales del ambiente.

Todos estos trastornos son un síntoma complejo, un enigma, sin criterios establecidos, ni en su diagnóstico ni en su terapia, a los que se enfrentó con mucha valentía y tesón.

 

Meses de recuperación

El proceso de recuperación es el grueso del libro y es todo un ejemplo de superación, humildad, entrega y trabajo físico, mental y emocional. Lo vivirá no como una meta, sino un viaje, dejándose sorprender por el movimiento y el cambio.

Qué asombrosa capacidad la de nuestro cuerpo y mente. La de regenerarse. La de levantarse de nuevo. Necesitan tiempo.
TIEMPO y toda nuestra ESCUCHA.
Nuestra CONFIANZA.
Con ellos.

Escuchando su cuerpo y su mente no desiste a pesar de las dificultades. Su lema es «No puedo de momento, pero que me den tiempo y trabajo y a ver si entonces puedo». Me encantó su actitud, como ni se juzga ni se enfada por su torpeza y lentitud. Sin reproches.

Constancia, voluntad y empuje.
Una y otra vez, día tras día; ejercicios, deberes.
Una y otra vez, día tras día; torpezas, tropiezos.
Una y otra vez, día tras día; pasos.
Por minúsculos que fueran. Pasos. Muchos hacia delante. Y, de vez en cuando, también pasos hacia atrás. Aunque estos últimos no sean gratos, ayudan a recordar que uno se encuentra en una recuperación lenta y compleja. El paso que retrocede es necesario para observar. Para valorar y respetar nuestra dificultad.

También me impactó su disciplina, además del trabajo en el centro de rehabilitzación, continuaba en casa con ejercicios que ella misma se diseñaba: leer, escribir o pintar, diálogo interno positivo cotidiano, relajación, ejercicios físicos, sensoriales y mentales…

 

Lecciones de vida

 

1. Vivir en el momento presente

Me sorprendía a mí misma con una absoluta tranquilidad y desapego por lo que estuviera por llegar. Yo estaba y estoy concentrada en el HOY. En el ahora. Ese lugar al que algunos filósofos denominan «el instante eterno».

Silvia cuenta como tras el ictus, la valoración y el disfrute de cada instante se han hecho más palpables y sólidos. Lo único que importa es estar. Escuchar, observar y valorar el presente y las opciones disponibles. Despierta. Flexible. Mañana ya se verá, las reglas del juego pueden cambiar de un momento a otro.

Si alguien me preguntara qué rumbo tomé después de mi repentino cambio, mi respuesta sería que la primera decisión de todas fue la de despedirme de aquella que fui. DESAPEGO. La segunda fue dar la bienvenida a la que ahora soy.

Afronta y vive su grave enfermedad desde la humildad y el desapego del ayer. No la siente como una etiqueta que la defina o un adjetivo que limite su conciencia. La salud o enfermedad son una mejor o peor circunstancia. Se centra en qué puede aprender de ella. Ahora.

 

2. TIEMPO + TRABAJO + CONFIANZA = COSECHA

A lo largo de su proceso no siente impaciencia, sabe que su recuperación necesita de tiempo. Se centra en el movimiento, sin marcarse metas determinadas.

Afronta la recuperación como un reto, con trabajo diario y perseverancia, convencida que la práctica constante y con interés de cualquier ejercicio dirige siempre hacia la evolución.

Espero cambiar. Deseo cambiar. Voy a cambiar.

Vive todo el proceso con una firme decisión, con mucho respeto ante su fragilidad, pero sin miedo, desde la confianza en la vida, la naturaleza, el instinto, el latido y en la asombrosa capacidad de la mente.

 

3. Evolución

A lo largo de nuestra vida, los cambios profundos, provocados por nosotros o inesperados, nos alteran, nos colocan en otra posición, en un nuevo momento presente. No queda más que equilibrarse y orientarse, y elegir qué dirección se quiere tomar. Estas elecciones nos pertenecen exclusivamente a nosotros. Son apuestas y renuncias, podemos vencer o perder, torturarnos o liberarnos.

La vida es un continuo duelo de cambios junto al cual viaja nuestra oportunidad de evolución. Reconocido es que mantenerse resulta una importante conquista, pero evolucionar…, evolucionar apunta a reino infinito.

 

A Silvia le fascina la capacidad de superación del ser humano, la energía y sabiduría que encerramos. Siente que nuestra mayor fuerza reside en el latido, cuya dirección se elige en la mente. La mente es actitud, motivación y adaptación. Es necesario reconocerla, observarla y escucharla con honestidad. Está convencida del papel crucial que ha supuesto su mente en su mejoría.

En el cualquier proceso de recuperación nos encostramos ante un espacio vacío, que puede ser una valiosa oportunidad de creación. Silvia lo afrontó con humildad, desapego y valoración constante del presente, reeducando sus sentidos, cargada de coraje, determinación, confianza y un inmenso optimismo. Todo un viaje es un ejemplo y una inspiración. Os recomiendo su lectura!

Photo by Planeta de Libros