El otro día con unos amigos de diferentes ámbitos nos reíamos unos de/con otros a razón de nuestras rarezas y profesiones: ingenieros, financieros, contables y dos raros ejemplares del mundo del marketing.
Dice la wikipedia que la deformación profesional es la tendencia a observar las situaciones cotidianas desde la perspectiva de la profesión o área de conocimiento propia dejando a un lado una visión más global, siendo la causa que el entrenamiento para adquirir dicha profesión ha alterado involuntariamente la manera en la que se observa el mundo.
Es indudable que las personas tendemos a ver, inevitablemente, la vida de acuerdo a las experiencias vividas. En mi caso, reconozco que, inconscientemente, he aceptado una filosofía en las que los requisitos de mi profesión están presentes, de un modo u otro, en el resto de parcelas de mi vida. No lo puedo evitar, o sí, pero me siento confortable con estos criterios.
- Habilidades interpersonales y de comunicación verbal y escrita
- Habilidad para los números y el cálculo
- Trabajar con datos de forma precisa y metódica
- Habilidades en informática
- Habilidad para recopilar y analizar información
- Aptitudes para la supervisión
- Capacidad de análisis
- Capacidad para tomar la iniciativa
- Capacidad de trabajar bajo presión
- Acciones de control y auditoría de la información financiera
- Elaborar informes y cuentas financieras
Y en base a esto, hoy por hoy, opero y pienso el mundo. Pero no desde un modo frío e insensible de análisis y control, si no como algo positivo, que me da estabilidad bajo los pies.
Para el resto… el arte, los libros, los pájaros en la cabeza, la costura y soñar.
Photo by Jessica Lewis on Unsplash
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