Ayyyy, papá si hoy pudiera hablar contigo, o si me vieras, si vieras todo lo que he hecho y aprendido en estos casi 18 años que nos faltas… Estoy segura que te sentirías orgulloso, aunque tal vez seguirías callándolo o quitándole mérito… tan aguafiestas siempre… Pero yo ahora creo que sí sabría qué decirte, sabría utilizar mi sentido del humor para hacértelo ver, sabría darte la vuelta con mano izquierda, y sabría, desde la asertividad, decirte con buenas palabras, que esas cosas me hacen daño, mucho.
Cuando te fuiste, apenas había empezado la universidad. Acabé la carrera, y cuando ya trabajaba acabé otra. Sigo en la misma empresa, qué orgulloso estarías de todo lo que he hecho! Tú que amabas tanto las cosas bien hechas, la formalidad, la honradez… Que nos transmitiste el valor y el honor de trabajar, de ser profesional, de aprender, de sembrar día a día, de no rendirse, de dar lo mejor de uno.
Habrías protestado por cada uno de los 3 cambios de departamento que he tenido. Habrías protestado por los 9 meses que estuve viajando a Francia, por los viajes a Sudamérica… Habrías protestado porque trabajaba mucho, porque me casé, porque hacía viajes, porque me compré un piso, porque me divorcié… No has estado, pero creo que tu voz ha resonado siempre en esas decisiones que he ido tomando, hasta que he aprendido que lo que yo siento y decido está bien, es lo correcto. He aprendido que sé cuidar bien de mi. A pesar que las cosas no hayan salido siempre según lo esperado, las equivocaciones han sido mis grandes maestros.
También he cuidado bien de mamá, casi tanto como lo hacías tú. Guardo tan buenos recuerdos de veros juntos, de tu respeto hacia ella, de cómo la cuidabas, recuerdo tus detalles con ella… aún le compro flores de tu parte. Eso ha hecho que me pudiera reconciliar en el tiempo contigo. O casi reconciliar, porque quedan cosas pendientes, pero son parte del aprendizaje que me queda por delante. Me cuesta aceptar no tener dónde apoyarme.
¿Recuerdas la casa de los abuelos de Tíjola? Eso también está arreglado, me encargué de hacer escrituras y legalizar la casa. Toda la vida estuvisteis con eso pendiente! Aunque cada día estoy más segura que no queréis que se venda! Qué rabia me da la dejadez y el inmovilismo. Y los miedos. Y el dejar para mañana. Mañana no existe.
Los hermanos seguimos juntos, cada uno con sus vidas, pero unidos en lo que dejaste sembrado. Somos buenas personas papá, te gustaría vernos cuando nos juntamos todos. Siempre apareces cuando nos vemos, siempre hablamos de ti, de tus risas, tus chascarrillos, tus refranes y tus anécdotas. Eras muy divertido.
En casi 20 años sólo he subido una vez a verte… acompañada de una persona muy especial que me puso la vida por delante, y que tanto, a veces, me ha recordado a ti. Él también me ha reconciliado contigo. Despertando viejas heridas ha hecho que busque sanarlas. Es curioso cómo la vida nos pone una y otra vez delante lo que no queremos ver, hasta que reaccionamos.
En breve quiero volver a verte, quiero saber qué siento, cómo te has movido dentro de mi con la terapia de estos meses. El otro día en una sesión salió el día aquel en la balsa de Cela que siendo niña me enseñabas a nadar… te acuerdas? acabé llorando! pero las palabras y las lágrimas sanan, hacen limpio. También te gustaría verme hoy nadar, y cómo superé ese tema pendiente a los 36 años, en mi peor momento, en mi mejor principio. Apretar los dientes, y volver a empezar. Superarse. Aprender.
Qué falta me han hecho tus palabras papá… qué hambre de palabras he tenido siempre. Hambre de comunicación, de conexión, de complicidad. De reconocimiento. De aceptación. Las palabras, siempre las palabras, para dar forma al mundo. Para amar. Para liberarse.
Libre, coherente, honesta, valiente, fuerte. Estarías súper orgulloso de mi.
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