Colorear dibujos y mandalas

De vez en cuando (no tanto como quisiera) me acuerdo de mi carpeta con dibujos para colorear y la caja de lápices y echo un rato coloreando cualquier dibujo que tenga detalles pequeños, si es geométrico mejor. Me funciona muy bien por las noches, si estoy aburrida, o si necesito una pausa para relajarme y evadirme, o cuando quiero descansar la confusión en mi cabeza.

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Es una actividad que siempre se me olvida, no lo tengo a mano, y me cuesta incorporarlo como un recurso de ocio más tener en cuenta. También reconozco que a veces empiezo, y dejo a medias el dibujo.

Concentrarme en colorear, me supone parar un momento, hacer un paréntesis y dirigir toda la atención y concentración en lo que estoy haciendo, aunque también es posible colorear mientras charlamos, escuchamos música, la radio o hablamos por teléfono, ¿porqué no?

Colorear permite relajar el cerebro, apagarlo para poder perdernos por un tiempo. Olvidar problemas, dejar de pensar, desconectar de la rutina, aliviar el estrés, desintoxicarnos de las pantallas digitales… es perderse en un entorno analógico, una actividad para entregarse por puro placer, como los niños, sin reglas, eligiendo los tonos, el dibujo o el orden para colorearlos según el día, el estado de ánimo o el tiempo disponible. Según he leído tiene muchos beneficios:

  • Aporta serenidad y tranquilidad, los efectos son muy parecidos a los de la meditación.
  • Quita el estrés y la ansiedad, neutraliza los pensamientos y descansa la mente
  • Aumenta la satisfacción al ver acabado nuestro proyecto y al dedicarnos tiempo de autocuidado. Implica afrontar un «problema» y resolverlo.
  • Aporta lucidez y creatividad, elegir los colores, organizar los elementos, buscar la estética, transmitir sentimientos… de desarrolla la capacidad para imaginar soluciones creativas ante problemas nuevos.
  • Sencillez; es una forma sencilla de ejercitar la creatividad sin complicaciones.
  • Ahorro; colorear es una afición económica (papel y lápices), además durante el tiempo que invertimos en pintar, no estamos gastando.

De niña solía disfrutar mucho de esta actividad, y luego la olvidé totalmente, la abandoné por falta de tiempo, pero también, no sé por qué empecé a pensar que no se me daba bien, y que no era propio de un adulto pasar tiempo coloreando (aunque sí dibujando, es curioso), vamos, que era una pérdida de tiempo. Aunque reconozco que me encantaba pasar tiempo pintando con mis sobrinos, ahí sí «me permitía» colorear!

La moda de los mandalas surgió hace unos años y creo que se mantiene aún con fuerza.  Mandala significa «círculo» en sánscrito, y es una representación simbólica originaria de la India, pero que dicen remite a arquetipos que trascienden las diferencias históricas y culturales.

Carl Gustav Jung a principios del s.XX los acercó a occidente y los introdujo en la psicología para ayudar en la búsqueda del equilibrio interior. Para este psiquiatra suizo, los mandalas representaban la mente, tanto el plano consciente como el inconsciente. De hecho en muchos lugares se emplean para la meditación, y les atribuyen beneficios como la expansión de la conciencia y la intuición, el despertar de los sentidos, el desarrollo de la paciencia y el contacto con la esencia.

La meta no es la altura, la meta es el centro. Carl Gustav Jung. El libro rojo

 

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En mi caso, siempre he preferido los dibujos geométricos, dibujos de obras de arte famosas (Picasso!) o dibujos botánicos con detalles pequeños, pero sí que es cierto que  la moda de los mandalas me sirvieron para recordar las bondades del colorear y volver a incoporarlo a mi vida.

¿Y tú, dedicas tiempo a esta actividad? ¿Qué prefieres colorear?

Photo by Kelly Sikkema on Unsplash