Desde finales de febrero estoy aplicando (lo intento) una nueva forma de hablar conmigo misma que está resultado toda una fuente de autoconocimiento y de exploración.
En las primeras sesiones de psicoterapia aparecieron dos partes de mi, primero mi «niña interior» y después la «mujer con tacones». Ellas nos dieron las claves (me permitieron reflexionar sobre mi misma y dieron pistas a mi terapeuta) de en qué punto me encontraba después de los meses de noviembre y diciembre desatados, dolorosos y descontrolados con los atracones, a casi atracón diario.
En una sesión posterior de EDMR, hablando de mi época en el parvulario, me quedé bloqueada en el recuerdo, incapaz de recordar más imágenes o palabras. Sólo sentía presión en las piernas y el cuello, y la sensación como de querer estar en otro lugar, si la necesidad de guardar silencio, de callar… La terapeuta para vencer esta resistencia de mi inconsciente me llevó a una habitación contigua y situándome delante de una estantería llena de muñecos, me dio tiempo para elegir cuantos quisiera que representaran partes de mi.
Me quedé sin saber cómo actuar, pero traté de meterme en el «juego» y acabé eligiendo en el breve espacio de tiempo que me dejó 5 de ellos (sin saber muy bien por qué):
- Leona (me llamó enseguida esa figura)
- Heidi
- Gato
- Anciana
- Caballo
Después me hizo colocarlos en una caja llena de arena, y explicarle porqué había elegido estas figuras y porqué las había colocado así:
Cuando salí de terapia, me fui a tomar un café y a describir en mi cuaderno de recuperación lo que en principio me pareció una actividad un poco tonta. Poco a poco, a medida que escribía, fue revelándose mucha información de mi misma.
Reflexionando sobre cómo vivían estas partes de mi la frustración e insatisfacción en esta etapa de mi vida encontré las claves para descifrar y empezar a entender los atracones.
LEONA:
La mujer fuerte que hay en mi se siente silenciada, sin poder, sin luz. Ahora no me siento deseable, ni atractiva, ni poderosa. Me siento insegura sobre mi y sobre mi relación.
La parte de «pertenencia a la manada» tampoco está cubierta. No siento pertenencia al «clan», no siento que tenga «mi lugar», no me siento la compañera de mi «león» ni disponemos de nuestro lugar en la «manada».
HEIDI:
Mi parte niña se siente cuidada a ratos, pero otras veces se siente tremendamente insegura. Siente que no puede mostrarse con autenticidad por no confiar en el afecto o reconocimiento que pueda recibir, o siente que va a ser juzgada por mostrar esa necesidad.
La parte de inocencia e ingenuidad también siento que pueden estar siendo traicionadas o «manchadas», o que pueden serlo en el futuro.
La parte del juego o la ternura sí las siento cubiertas.
GATO:
Mi parte curiosa, de juego y aprendizaje intelectual también la siento bastante satisfecha. La afinidad y similitud en esos aspectos la siento reflejada en aficiones, cultura o humor.
ANCIANA:
También la siento completa. Mi sistema de valores, la política, la historia familiar, los referentes en mi historia los siento reconocidos y respetados. También las costumbres, el estilo de vida, la alimentación, los horarios, el sistema vital o la sensatez.
CABALLO:
Mi parte noble no se siente segura. Ni mi honestidad, mi entrega, mi lealtad y mi fidelidad. Mi parte enfocada a la actitud de servicio piensa que puede ser traicionada.
La parte de inteligencia sí se siente reconocida.
Ahora sonrío al revisar la inocencia de mis palabras y descripciones y lo perdida que me sentía hace apenas 2 meses. Qué desconectada que estaba de mi misma!! Ahora soy consciente de la brújula que llevo dentro, y que aunque quiera ignorar, me marca la dirección para mirar, buscar y encontrarme.
La riqueza de las vivencias se va acumulando bajo la piel, la sabiduría está dentro esperando sólo a que empecemos a buscarnos. Que aceptemos verla y mirarnos. Partes de nosotras mismas, y de nuestra voz, que esperan ser escuchadas libremente, para vivir en coherencia con lo que somos y sentimos.
Voces que son partes de la personalidad, que gritan unas encima de otras, que argumentan, que pactan entre ellas, que se enfadan y se reconcilian… Forman parte de todos y cada uno de nosotros, y conocerlas y poner orden en ese caos es fundamental para una vida consciente y equilibrada. Necesitamos saber identificarlas, reconocer su discurso y conocer qué función cumplen para entender por qué, hasta ahora, las hemos necesitado.
Muchos son los caminos y formas de exploración que estoy experimentando, y cada uno de ellos me da un nuevo mapa con el que recorrerme y disfrutarme.
Debe estar conectado para enviar un comentario.