Perseverancia. El bambú japonés

Gracias, Mari Trini, por regalarme ayer, una vez más, una reflexión iluminadora en forma de cuento oriental.

Paso a paso. La vida tiene su propio ritmo. Así que a intentar fluir con ella e ir encajando piezas del puzzle. Llegará el momento en el que todo el trabajo íntimo que estás haciendo, tu vida personal, lo laboral… todo confluya y parezca que se ha hecho la luz pero sin la base de la introspección que estás realizando ahora nada de nada. Conoces el cuento del bambú japonés? Pues eso mismo: paciencia, perseverancia y a echar raíces sólidas.

Como alguna vez te he dicho, eres luz para mi, luz de nuestro cielo almeriense!

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Dos agricultores iban caminando por un mercado cuando se pararon ante el puesto de un vendedor de semillas, sorprendidos por unas semillas que nunca habían visto.

-“Mercader, ¿qué semillas son estas?”, le preguntó uno de ellos.

– “Son semillas de bambú. Vienen de Oriente y son unas semillas muy especiales”.

-“¿Y por qué habrían sido de ser tan especiales?”, le espetó uno de los agricultores al mercader.

-“Si os las lleváis y las plantáis, sabréis por qué. Sólo necesitan agua y abono”.

Así, los agricultores, movidos por la curiosidad, compraron varias semillas de esa extraña planta llamada bambú.

Tras la vuelta a sus tierras, los agricultores plantaron esas semillas y empezaron a regarlas y abonarlas, tal y como les había indicado el mercader.

Pasaba el tiempo y las plantas no germinaban; mientras, el resto de los cultivos seguían creciendo y dando frutos.

Uno de los agricultores le dijo al otro: -“Aquél viejo mercader nos engañó con las semillas. De estas semillas jamás saldrá nada”. Y decidió dejar de regar y abonarlas.

El otro decidió seguir cultivando las semillas con lo que no pasaba un día sin regarlas ni abonarlas cuando era necesario.

Seguía pasando el tiempo y las semillas no germinaban.

Hasta que un buen día, cuando el agricultor estaba a punto de dejar de cultivarlas, se sorprendió al encontrarse con que el bambú había crecido. Y no sólo eso, sino que las plantas alcaron una altura de 30 metros en tan solo 6 semanas.

¿Como era posible que el bambú hubiese tardado 7 años en germinar y en sólo seis semanas hubiese alcanzado tal tamaño?

El bambú japonés no sale a la superficie durante los primeros 7 años. Un cultivador inexperto pensaría que la semilla es infértil, pero sorprendentemente, durante los primeros 7 años el bambú se dedica a desarrollar y fortalecer las raíces, que van a ser las que le permitirán crecer más de 30 metros en solo 6 semanas.

Perseverancia.